Todo puede parecer que se derrumba y te arrastra hacia el vacío. No haces nada por nadar a contracorriente porque crees que nada queda por hacer y, tan pronto como te has hundido, vuelves a emerger poco a poco pero con paso firme y decidido porque, a pesar de todo y de muchos, seguirás adelante tan fuerte como siempre. Esa fuerza que te caracteriza no se ha marchitado y florece después de cada tormenta. Así pues, te dispones a seguir la larga marcha, adelante...siempre adelante. Ni la roca más poderosa vence a un río embravecido.
Marisol
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario