CUANDO EL SOLDADO TIENE ESPADA Y NO LUCHA EN LA BATALLA

Me encantaría que todas aquellas personas que se sientan identificadas con estas palabras sepan una cosa muy importante: NO VALE LA PENA LLORAR A LA NADA.
Sí, llorar a la nada, porque sonsacar el dolo para entregárselo a la persona que nos está haciendo daño y ver como se aleja y se esconde bajo el ala es muestra de que nos quiere mucho pero de bien no nos quiere nada.
Sepamos diferenciar de una vez al buen amor de las estúpidas palabras, sepamos de una ves afrontar los golpes secos y sonreírle a la sangre que brota desde nuestro fuero interno, sintamos paz cuando la persona que más amamos se marcha sin darse la vuelta... para ver en tus ojos una mínima esperanza por la que volver a luchar... o luchar, tal vez, por primera vez.
Hoy, puedo deciros que el dolor del mal amor a tocado a mi puerta, hoy puedo deciros que he dejado la inteligencia a un lado a la espera de que ese mal amor llame otra vez a mi puerta... y me sonría, y se disculpe y me demuestre que soy importante en su vida.
Pero hoy esa persona no lucha, hoy, ese cobarde se ha escondido entre matorrales con su afilada espada, hoy no quiere luchar porque tampoco luchará mañana... y no volverá a intentar lo que aún por intentar quedaba.

Y cuanto más se aleja el cobarde soldado del campo de batalla, más me alejo yo de todo lo que por él siento... y llegará un día en el que ni las palabras que pronuncie tendrán cabida en mi memoria, y llegará el día en el que su voz me resulte extraña...

Llegará el día en el que su sitio en mi corazón este ocupado por la alegría y ya no recuerde de su mal amor su extraña y patética cobardía.

Y, en este momento, no me queda más que agradecerle a todas esas personas que me han apoyado en la decepción y darles mi palabra de que siempre tendrán en mí un corazón al que poder agarrarse cuando el suyo ya casi ni lata.

Y para aquellas personas que estúpidamente dejan ir a quien más les ayudaba, dejadme deciros, en nombre de todas las mujeres y hombres que hemos vivido la cobardía del amor en nuestras carnes, que sois unos estúpidos egoístas, que estáis matando el amor como sacrificio por vuestra amargura, y que si teníais la oportunidad de intentar ser feliz la estáis desaprovechando y que, quien en este momento esté llorando por vosotros, quien en este momento esté esperando de vosotros alguna reacción... sepías que, cuando volváis hacia esa persona, no os encontraréis más que un halo de indiferencia.

Espavilad de una maldita vez, por Dios,

no perdáis el último tren.