Se apaga el miedo
y me descubro pensándote
intentando alcanzar tu cielo.
Mas estás lejos... ¡tan lejos!
ya nada me permite alcanzarte
solo encuentro en tus ojos consuelo.
Se me acelera el ritmo cardíaco
cuando tu tierna voz me acaricia el oído
y desinfecto mis ruinas con amoníaco.
Me muero de ganas al verte
de acariciarte, sentirte y besarte
y en un intento idiota de encontrarte
[te pierdo, me muero, marchaste...
Marina