Do you believe?

I don't believe in perfect love. But I do believe that there are people whose lives are inextricably intertwined.



Dawson's Creek

domingo, 31 de enero de 2010

Vida


Y esa sensación de no caer al vacío llena de luz todos mis sentidos para recordarme que la vida es muy bella para andar lamentándose de cosas que en algún momento tendrán remedio. Así que decido emprender el vuelo, bien alto, allá donde esas penas negras del ayer no anulen un presente maravilloso y lleno de esperanza. Mis ojos están más verdes que nunca últimamente, debe ser porque vivir es la mejor terapia a seguir. Nunca echarse atrás a la primera de cambio y luchar por alcanzar miles de metas que están más cerca de lo que pienso. Sí, alzar el vuelo, sí. Allí en el ancho mar del sueño y del amor veo a todos los que quiero. Allí, es decir, aquí tan cerca de la felicidad es donde quiero estar.

Marisol

sábado, 30 de enero de 2010

Ojos oscuros


Todavía recuerdo esos ojos oscuros tan llenos de melancolía mirándome fijamente. Intentaban penetrar en mi alma, pero no lo consiguieron. Los muy inexpertos eran demasiado tímidos para conseguir despertar algo de calidez en mi impenetrable muro de cristal. Siguieron intentándolo en vano, otros ojos engañosos me habían cautivado...años después la tortilla se giraría y mis ojos verdes intentarían conseguir, también en vano, algo que aquellos ojos oscuros que ahora están frente a mí no consiguieron: enamorarte. Parece que nuestros ojos no están destinados a encontrarse en una misma mirada cómplice. Pareciera que la historia tuviera que repetirse hasta la saciedad. Tan sólo Dios sabrá.

Marisol

COMETAS DE CORAZON


Hay momentos en los que se debe dejar volar nuestro corazón como si fuera una cometa, hay circunstancias que se nos antojan irreales, injustas, desbordantes para nuestro interior. Creemos, en esos momentos, que todo el esfuerzo resulta inadvertido para el mundo, se nos antoja el destino caprichoso, huidizo... necesitamos imperantemente volver a creer en un mundo repleto de posibilidades para nuestro corazón y para todo ese amor que ha quedado dentro, casi ya oxidado, sin haber tenido la oportunidad de salir y vivir.



Estas situaciones, solían crear en mí una huella de rabia e impotencia... no alcanzaba entender por qué cuando tenía el corazón a punto para entregar... perdía esa oportunidad.



Ahora entiendo bien esta situación, y se que la entiendo porque estoy, quizá, dentro de ella. Se trata, tal vez, de haberse equivocado, de que no es el momento de hacer despegar nuestro corazón... es posible que no le hayamos cosido bien las alas.



Por ello, puedo crear una preciosa sala de espera de colores, sentimientos y grandes metas en donde entretener a mi corazón mientras este espera el momento de volar alto, de volar muy alto.

Marina

viernes, 29 de enero de 2010

La función


Te adentras en las últimas horas de la noche donde todo es sueño y confusión. Sientes que tu cabeza da muchas vueltas; sin saber que decir ni que pensar das esos últimos suspiros antes de lanzarte a un abismo desconocido donde los supervivientes que quedan intentan no ahogar sus penas en las gotas de alcohol de un triste bar. No sabes a donde dirigirte, pues se te antoja todo extraño y tenebroso. Temes perderte en la inmensidad de un mundo sin esperanza. Pero te recuerdas que eres fuerte y echas a andar para enfrentarte con todo aquello que venga. Y piensas "Preparados, listos...que empiece la función".

Marisol

lunes, 25 de enero de 2010

Almas rotas


Echa aire y a volar. Y esa opresión en tu pecho, paraliza tus entrañas liberando el dolor que se va extendiendo por la pared de tu espalda. Malditas laderas desacompasadas de llantos insonorizados. No sabes ni el motivo pero el hecho está ahí: tienes el alma rota. Vas aprendiendo a batir las alas, pero tu alma sigue rota. Vas encendiendo luces para aplacar esa oscuridad opresora. Pero tu alma está hecha trizas. Vas en compañía de esa angustiosa soledad y de la mano del fantasma de un pasado que no volverá. No hay motivos ya por los que tu alma esté rota. Respira vida que sana heridas de fuego gélido. Respira, cielo, colores que llenarán tus días de fantasías sin suero. Simplemente respira.

Marisol

domingo, 24 de enero de 2010

¿Estás ahí?


Apareciste sin ser realmente esperado, como una luz que ciega en la oscuridad de la noche. Tu imagen se quedó grabada en mi retina y los encuentros fortuitos se volvieron aire fresco en mis días de sal cicatrizante. No podía creer lo que me estaba sucediendo, no pensé que me ocurriría, al menos en un largo tiempo. Pero sí, ocurrió poco a poco, sin apenas darme cuenta. Tú estabas ahí como agua fresca para saciar mi sedienta boca. Y así fue como esas ganas locas de verte me asaltaban en la cama, mientras mis cansados ojos intentaban conciliar el sueño. Y se sucedieron los días, las semanas y los meses...y te hiciste un hueco en este desgastado corazón. Sin saberlo, sin buscarlo, sin realmente merecerlo. Pero sí, estás aquí aunque sin saber que decir ni que hacer.

Marisol

martes, 19 de enero de 2010

PINCELES AMAESTRADOS



Asomado por la ventana
Un amor atrofiado
Por tristes palabras
Busca en el horizonte…
Tal vez una estaca.

Triste paisaje de recuerdos
Navegantes, tripulantes
De un barco de papel
Hundiéndose, maleante,
En aguas de un pincel.

Atormentadas las historias
Ya no hay jinetes ni caballos
Que apacigüen largos ratos
De una espera impaciente
No soy princesa…
Ni bella durmiente.

Languideciéndose en papel
Algunos tímidos “te quiero”
Alimentados por rutina
Robotizados… careciendo, eso sí,
De un sentimiento alado…
Estando a tu lado.

Amarrados los gestos
En esquemas esquematizados
Trabajando día a día
Largas tardes de rutina
Palideciendo de impaciencia
Noches enteras de caricias.

Y atropellando sentimientos
E ilusiones galopantes
Ya no hay caballo que vaya a trote
Ni tan sólo un jinete andante.
Pues no hay caballo blanco
Tan sólo un burro denigrante.

Mal educadas las palabras
Dando forma a pinceladas
A un guión de pega y gracia
Sin decoros ni tan sólo grada.
Espectadores de obligada estancia.


Este poema fue escrito por una Marina decepcionada, defraudada y cansada... Al haberlo leído de nuevo, he recordado lo poco que pude perder cuando no tenía nada entre mis manos.
Dedicado a todas aquellas personas que sienten vivir en una parodia sentimental.
Un beso a tod@s.
Marina

Tiempo




Me despojaré de esas armas que manchan mi tez, aliviaré con tus caricias las cicatrices de años de penas grises. Maquillaré de voces de ensueño rosa tus oídos, eliminando silencios de frustración errónea. Lavaré senderos de agua fría, llenándolos de cálidos soles. Enamoraré esos ojos tuyos, tan y tan tiernos, y al atardecer de tu templo, bailaremos al son de nuestro tiempo.

Marisol

Miradas


Y esa mirada lo decía todo...mil años de esperanzas en baldías lágrimas de bahías muertas. Tu solitaria sencillez mirándome desde allá, bien alto, donde algún día mi corazón herido no te pudiese alcanzar. Por silencios vagos de acantilados fieros, por mareas llenas de deudas pendientes. Por pensamientos oscuros de autocompasión gratuita. Por esta absurda locura que rompe mis caderas...y desvelaré amaneceres llenos de ti. Y atisbaré tu mirada, esa mirada que antaño era puro fuego y que ahora quema, pero por ser tan fría como el hielo. Ya no quedarán señales que me lleven a tu puerta, ni verdades que me ayuden a quererte. Ya no habrá más lamentos querido, porque agua pasada, no mueve molino.


Marisol

domingo, 17 de enero de 2010

MIEDO A ENAMORARSE


Adela se mira en el espejo fingiendo una pose rígida y una mirada fuerte. Agarrota todos sus músculos y baña sus ojos con una tela de rabia y fuego.
La joven se acerca a su armario y escoge su disfraz para salir a la calle: un jersey rojo pasión y unos pantalones amarillos, bien amarillos que desprendan la fuerza que sus ojos niegan.
Pero a esa pobre muchacha se le olvidó que su ropa interior la había dejado tal y como estaba: oscura, color de desesperación.
Adela no se encuentra preparada para salir a la calle, vuelve a su espejo teatral y decide maquillarse. Una capa de base, sombra de ojos negra y rimel son puestos con sumo cuidado. A simple vista Adela parece un semblante agresivo. ¡Efecto conseguido!
Satisfecha de su obra, vuelve a mirarse en el espejo, ¿falta algo? Sí, carmín. Rojo, muy rojo, que inviten al deseo de devorar el mundo.
Sale a la calle y un sol resplandeciente refleja su fuerza en la muchacha dándole a cada paso la firmeza que ha perfilado en el contorno de sus labios.
La joven se encuentra por su camino numerosas nubes repletas de agua pero, como rata que se cobija en su madriguera, saca su potente paraguas y se resguarda del agua.
Pero, un día muy soleado, bien entrado el buen tiempo, la joven salió a la calle con su maquillaje, su camiseta pasión, sus pantalones de fuerza y sin su paraguas protector.
Un chaparrón cayó sobre ella empapándola de inseguridad y frustración y todo ese maquillaje provocador se derritió entre un líquido de angustias. Lloró.
Corrió hacia su casa despavorida y agarró con firmeza su carmín y reparó el contorno de sus labios y, a tientas, retomó la sombra y el rimel dejando los restos esparcidos por su semblante furioso y cobarde.
No volvió a salir a la calle, un miedo inhumano le ataba a su escondite y la mantenía enjaulada con su maquillaje intacto.
Hasta que un día se atrevió a salir al balcón, con vértigo, con mucho vértigo y fue, paso a paso, acercándose al borde de ese pequeño abismo.
Empezó a llover y, ésta vez, Adela, ya sin más fuerzas para perder, alzó la vista y contempló como un cielo gris pintaba en su mirada la esperanza.
Arrastró consigo el maquillaje del temor y, mojada, decidió desnudarse en su balcón.
Se quedó en ropa interior y volvió a sentir la lluvia sobre su piel, decidió quitarse el pudor y lanzó sus ropas negras y de color por el balcón.
La muchacha, desnuda, se enamoró sin rencor.
Esta historia fue escrita hace algunos años, cuando guardaba mi corazón para mi soledad, cuando sentía fúria y rabia contra todos los espejos que reflejaban mi debilidad... Escribí este relato cuando mi corazón sentía que se abandonaba de nuevo al amor y, eso, me dejaba sin aliento.
Ahora, vuelvo a sentirme identificada con aquellos miedos, si bien, sé ésta vez que el corazón de las personas fuertes resiste ante todo... aún así... miedo es lo que hay pintado en el centro de mi corazón.
Marina

viernes, 15 de enero de 2010

REMOVIENDO TE


Espero en un rincón de nuestro bar favorito. Con mi asiento divisando la entrada, teniendo muy cerca de mi vista la calle por la cual espero encontrar sus pasos... unos pasos que nunca llegaron, unos pasos que hoy, seguramente, no llegarán.


Me he sentado con todas mis fuerzas guardadas en los bolsillos, bien apretados contra mi piel, con los puños prietos, tensos, evitando cualquier escape de entereza que pudiera desperdigarse por este bar ya no tan familiar.

Sobre la mesa, una foto... un recuerdo, una imagen que hoy empieza a disipiarse, a alejarse tan despacio de mí que apenas percibo su movimiento. A mi lado, humeando, mi té favorito.


A mi alrededor todo es ruido, alborot y diversión. Una niña señala con sorpresa aquella bolsa de patatillas que desea con toda su alma mientras mira a su papá con ojitos lindos para tratar de convencer a un padre de algo que haría sin pesañear.

Unos metros más allá, una pareja ensimismada ha creado un envoltorio tras de sí para hacerse inmune a todo lo que se les resulta, dentro de su proceso mágico de amor, inútil. Me los quedo un ratito mirando, gestos dulces y traviesos, miradas profundas que hasta mí se me clavan, algunos susurros incapaces de ser escuchados por oídos ajenos a esa declaración de amor solo de ellos dos.

No muy lejos de mi mesa, también junto a una ventana, de espaldas a mí, un chico espera impacientemente la llegada de alguien. Con la mirada fija en los critales, absorvido en sus propios pensamientos, aduñeados sus sueños rotos de su desesperación, se deja caer abatido sobre sus manos, que le hacen tanto de apoyo como de consuelo en su inmensa soledad.

Imagino la frustración de su corazón, tan marcado como el mío, tan cercano al dolor roto como yo, en espera de un empujón que lo lance al abismo sin consideración para así dejarse llevar por la oscuridad de la decepción.

Vuelvo a dirigir la mirada a esa niña encaprichada que ya posee en sus manos su anhelado tesoro. Aguarda a que su padre pague con unas monedas su efímera felicidad de buen grado. La niña da salitos de princesa, acorde con su rosado vestido de volantes infinitos, orgullosa de que sus rizos ligeramente anaranjados hagan su trabajo subiendo y bajando dando al aire formas graciosas y frescas.

Aquella pareja, se dirije a pagar la cuenta. Probablemente, quieran dejar darle rienda suelta a su apasionado amor en algún lugar íntimo, creado solo por y para ellos dos. Irán juntos a forjar las bases de un buen amor, a forjar el querer y el respeto por cada centímetro del cuerpo de su amor.

Y vuelta mi vista al desolado joven postrado frente al ventanal. Ahora mira distraído a los peculiares personajes que tiene a su lado. Intento no con pocos esfuerzos darle forma a su rostro, no obstante no lo consigo.

Entonces vuelvo a sumergirme en mi té y en mi propia historia de espera, vuelvo a meterme de lleno en mi soledad y esta se contenta de que vuelva a darle el protagonisto que se cree merecido.

Doy vueltas al té, una y otra y otra... esperando a que se enfríe antes mi esperanza puestas en una nada idiota, sin sentido, totalmente absurda, propia del dadaísmo.

Enfrascada en mis historias convalecientes, noto la presencia de alguien acercándose hacia mí con sumo cuidado. Antes de dirigir la vista hacia el lugar de donde sentía el acercamiento, dirijo una última mirada hacia el chico solitario. No está, allí no se encuentra, ¿cuando se habrá cansado de su eterna soledad? Entonces, dirijo la vista hacia donde debía identificar aquella presencia cada vez más cercana. Levanto la vista hacia ese lado...

- Al fín nos encontramos.

Él, él era el chico que llevaba rato buscando su esperanza perdida... él... ¡É! ¡Tanto tiempo aguardándole y estaba frente a mí tan ocupado cada uno en su propia soledad que no nos habíamos dado cuenta!

Se sienta delante mía, yo, sin querer, derramo la taza de té que cae sobre mis piernas. Me levanto torpemente entre lágrimas y sollozos, él, preocupado, me pregunta si me he quemado. Se acerca a mí, intenta arroparme con sus manos llenas de un sentimiento atrofiado por el tiempo. Como un acto reflejo, me despego de su abrazo. Todo el bar está pendiente de nosotros.

Yo, no consigo más que llorar y mirarle a los ojos. Sólo me quedaba una pregunta:

- ¿Por qué ahora? ¿Por qué vuelves ahora?

- Cada mes vengo, y me siento en esa mesa, buscando tu recuerdo en la calle, esperando verte pasar. Cada mes.

- No te creo, yo he venido cada mes. El día que acordamos, ¿recuerdas? Los sábados últimos del mes. A la hora acordada: a las ocho estoy aquí esperándote durante todo este tiempo.Y te esperaba siempre tres cuartos de hora... y nunca llegaste.

- ¿A las ocho? Llevo viniendo cada día pactado a las nueve... a las nueve, ¿recuerdas? Acordamos a las nueve. Y te espero desde entonces... te he esperado desde entonces, guardándote mi corazón... Hacía lo posible para viajar y estar aquí puntual, siempre.

No consigo comprender la situación... no consigo entender los caprichos del destino... No es posible, tanto tiempo, saliendo por esta puerta un cuarto de hora antes de que él llegara. Me lanzo a sus brazos, entre lágrimas abatidas. Él me mira fijamente y me habla bajito, suave, casi en un susurro:

- Hoy, sin embargo, he venido para decirte que me he enamorado.


Marina

miércoles, 13 de enero de 2010

UNA SOMBRA AL AMANECER




Resulta extraño cómo soy capaz de mirar el firmamento con esta pasividad aterradora, es extraño, es muy extraño. Lo miro desafiándolo con todas mis fuerzas así como siempre he desafiado a la vida. Ya me da igual si el firmamento es un manto que me cubre a mí, es más majestuoso que yo, es más que todo mi yo.
Cierro los puños rozando el suelo con los nudillos. Noto como el asfalto me quema la piel… y aprieto el puño aún más fuerte contra el suelo asfaltado.
La sangre empieza a asomarse por entre mis dedos aunque no siento dolor porque dolor ya no entra en mis carnes. Ya no cabe más dolor en mí, ya no.
Cierro los ojos por un instante, los cierro muy fuerte como si así pudiera desaparecer de este apestoso lugar, este sombrío espacio en el que me siento atrapada para siempre, para la eternidad, para toda la vida.

Quiero desaparecer en este mismo instante de la espesura de la noche. Quiero desvanecer entre las partículas de aire y volverme oxígeno y entrar en los pulmones de otra persona y expiarla, apropiarme de su cuerpo, de sus pensamientos, de sus sentimientos, de su vida.
Me encantaría volverme aire y quedarme entre los rincones de la vida. Me encantaría volverme partícula de la nada y habitar en una especie de agujero negro, de triángulo de las bermudas. Quiero desaparecer de aquí. Lo quiero.

Necesito que un golpe de dolor insoportable me robe los sentidos y me deje descansar, me deje volver a mi mundo de los sueños rotos, si bien siguen siendo sueños. Lo necesito.

Ya no pueda más, aguantar es un suplicio, es ya una rutina del día a día… ya no vivo… no más sólo consigo sobrevivir entre tanto estruendo, entre tanta muerte, entre tanta nada.
Me arrancaron la vida de cuajo, me la arrancaron como más duele, de un golpe seco, de un disparo. Me quitaron lo único que valía para mí, lo único que valía en mí, lo único que tenía.
Tenía… tenía tantas cosas y ahora tengo tantas nadas, tantos vacíos que hacen un eco gigante en mis recuerdos. Tengo tantas partículas vacías dentro de mí que estoy vacía de materia, puedo casi volar dando un salto… pero sólo logro volar hacia un infierno aún más oscuro, aún más inerte, aún más muerto.
Mi hija, mi pequeña, mi niña, mi vida. Todas estas cosas que estaban fusionadas en un solo y único ser se marchitaron de un plomazo cuando cayó empapada de una lluvia mortal, cuando cayó a un suelo mortal, cuando voló a un infierno mortal.
Yo lo vi, vi todo lo que ahora quiero borrar de mi imagen. Vi a mi pequeña con unos ojos de un terror angustioso, con una mirada de incomprensión, con un semblante lleno de desconcierto, de vida arrebatada injustamente… mi pequeña.

Ahora no sé qué hacer, adónde acudir. Esta guerra nos está matando poco a poco, me está desquiciando pues ya no siento. Por increíble que parezca ya no siento. Y no siento porque mi cuerpo se ha hecho inmune al dolor, mi cuerpo se ha convertido en dolor, en un dolor tan fuerte que ya ni duele. Un dolor que desmaya, un dolor que te deja inerte, un dolor que te aleja de tu conciencia. Soy dolor, soy dolor que no duele. Soy nada. Soy un cuerpo vacío de todo y lleno de nada. Soy un rastrojo difunto que se confunde entre las sombras de la noche, soy la angustia que se pasea por esta guerra. Soy la muerte que visita las calles, soy un cuerpo vacío de dolor porque el dolor se ha derramado por todos lados. Sí, soy dolor, dolor que no duele.

Intento levantarme pero mis fuerzas, ya muy pocas, sólo permiten que me arrastre, que me balancee por el suelo manchado de sangre, manchado de traición, tan lleno de vidas rotas, interrumpidas, vidas teñidas de una oscuridad inmensa… se pasean muertos vivos y vivos muertos… la diferencia… la diferencia no sé dónde se encuentra. Sólo sé que todos estamos muertos de alguna manera. Todos estamos vacíos de vida y llenos de guerra. Todos tragamos el polvo de los cañones, el polvo de la venganza, el polvo de la muerte. Absolutamente todos, matemáticamente todos… simplemente todos.

Tan sólo soy un punto negro más en esta historia, en esta guerra, soy tan sólo una sombra más entre tantas sombras, soy sólo una sombra al amanecer.

AL MAL TIEMPO, BUENA CARA


Ya me cansé de esperar que tuvieras vergüenza

voy a volar manteniendo los pies en la tierra

vengo a cantarte de frente sin agachar la cabeza

vas a tener que escucharme por más que te duela.


Más que los años duelen los daños

más que la pena los desengaños.


Me despido de ti

que me voy a vivir

ya no voy a fingir, ya no doy más de si.


Ya no voy a seguir a las buenas y a las malas

ya no voy a poner al mal tiemp buena cara

es mejor acabar traspasando este amor que arruniarme contigo

no me voy a quedar a cerrar por derribo.


Siempre hubo gente con clase y clases de gente

sé que quien más se equivoca es quien no se arrepiente

quien pega, quien mata, quien miente.

Esto no es un desafío yo te lo digo cantando

Suelo tirar la basura para ir reciclando.


Ya no voy a seguir a las buenas y a las malas

ya no voy a poner al mal tiempo buena cara

es mejor acabar traspasando este amor que arruinarme contigo

no me voy a quedar a cerrar por derribo.


Quien no te quiere, no te merece

me voy pal mundo mal que te pese

duelen los años dolió quererte

tenerte cerca maldita suerte.


Me despido de ti

que me voy a vivir

ya no voy a fingir, ya no doy más de si.


Ya no voy a seguir a las buenas y a las malas

ya no voy a poner al mal tiempo buena cara

es mejor acabar traspasando este amor que arruinarme contigo

no me voy a quedar a cerrar por derribo.


Ya no voy a seguir a las buenas y a las malas

ya no voy a poner al mal tiempo buena cara

es mejor acabar traspasando este amor que arruinarme contigo

no me voy a quedar a cerrar por derribo.

Porque no es de recibo

tanto tiempo perdido.

http://www.youtube.com/watch?v=FHp47yHl9Bw
Rosana


(Marina)

domingo, 10 de enero de 2010

Tarde


"Y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja; te hace escoger con la cabeza lo que es del corazón". R. Arjona

Hoy leí esa canción de Ricardo Arjona, Tarde (Sin daños a terceros), y debo reconocer que la letra es totalmente cierta y, por cierto, muy buena. ¿Quién no sintió ese estúpido miedo alguna vez? Que tire la primera piedra...Pero debo recordaros que nunca, nunca es tarde para hacer lo que en realidad queramos hacer...amar, soñar, empezar de cero...vivir. Ánimo a todos aquellos que alguna vez perdieron la fe y están tardando en volver a encontrarla. Lo lograréis.

Marisol

martes, 5 de enero de 2010

Magia

Esta noche es una de las más mágicas de todo el año...los Reyes Magos pasan por las casas para recordarles a los niños que la magia existe. Silenciosos entran en las casas dejando regalos y repartiendo ilusión e inocencia, que más tarde perderán los pequeños al crecer y darse cuenta que no todo es tan fácil como en la tierna infancia. Protejamos la luz de los niños, que no se apague nunca. Protejamos su inocencia, honestidad y bondad porque ellos son nuestro futuro. Regalémosle magia y amor a estos seres tan diminutos como poderosos. Una sonrisa de un niño vale más que todo el oro del mundo. Por ellos, hagamos de esta noche la más bella del año.

Que los Reyes Magos os traigan muchos regalitos, tanto a los pequeños, como a los niños ya creciditos.

Marisol

domingo, 3 de enero de 2010

Desearía...


Desearía hacer desaparecer de mi vida esa existencia tan molesta que ciega los ojos de quien más tendría que observar. Desearía ver de nuevo cielos claros de algodones limpios de culpa y cometas esperando volver a su hogar, vacío de silencio y lleno de nada por lo que llorar. Desearía tanto que ya no desearía nada más porque tendría al fin lo que habría soñado durante toda la vida: felicidad.

Marisol

viernes, 1 de enero de 2010

Un nuevo ciclo


Y después de escuchar las campanadas junto a personas maravillosas, después de comer esas doce uvas que traerán suerte en este nuevo ciclo, después de leer sms felicitándome el año nuevo, después de recibir llamadas que han colmado de felicidad mi alma, después de acostarme tarde y levantarme temprano, después de una comida estupenda junto a mis seres más queridos, después de un par de películas y un trabajo, después de una cena en familia, después de pensamientos positivos...después y siempre, yo. Aquí, en este nuevo año que quiero vivir con optimismo y alegría, que quiero disfrutar y que quiero volver a celebrar para recibir el próximo con más entusiasmo todavía!!!!!

Feliz 2010!!!!!!!!!!!!!!!!!! Os deseo todo lo mejor!!

Marisol

DESDE EL COMIENZO


Tras renovar firmemente mis convicciones, tras desterrar todo aquello mágico que guardé por miedo a usarlo demasiado, tras terminar un año extraño, lleno de grandes sensaciones malas y buenas, tras conversar tendidamente con mi gran compañera en el camino de la vida y de las experiencias... he podido decidir quien voy a ser hoy y quien voy a dejar de ser a partir de mañana.

Pues no hay más razones ya para continuar un zig zag que marea mis sentimientos, no hay razones que me permitan entender quien pude llegar a ser, no hay manera alguna de controlar algo tan grande como la verdad cuando esta nunca es unánime, firme, contundente... Pues la realidad está en mis ojos y en los tuyos, no en ella misma.

Así pues, voy, desde entonces, a partir de nuevo a mi gran viaje, voy a reprender viejos sueños, voy a conseguir renovarme por dentro un poco más... hasta hacer perceptible un cambio.


Quiero que mis ojos brillen toda la luz que se me fue apagando poco a poco... quiero apartar, arrancar, detener en mí cualquier huella del error pasado.


Hoy quiero emprender mi camino hacia quien siempre supe que fui: una mujer feliz. Una chica repleta de esperanza, con una fresca mirada al mundo, sin sonrisas huecas, sin miradas vacías, sin palabras heladas.... Voy a realizarme como quien soy: una jovial ladronzuela de la felicidad, una mirada más entre tanta gente que hoy mira a su alrededor. Yo voy a partir desde mí misma, no desde quien fui, ni quien quise ser.


Dejaré de engañar al latido de mi corazón para que no cruce el camino deprisa... dejaré de atacar mis propias caricias, anularé hoy todo resquicio de inferioridad en los recovecos de mi corazón.


Gracias niña, gracias por ver en mí lo que mis ojos en ocasiones no son capaces de alcanzar...


Marina