

Me despojaré de esas armas que manchan mi tez, aliviaré con tus caricias las cicatrices de años de penas grises. Maquillaré de voces de ensueño rosa tus oídos, eliminando silencios de frustración errónea. Lavaré senderos de agua fría, llenándolos de cálidos soles. Enamoraré esos ojos tuyos, tan y tan tiernos, y al atardecer de tu templo, bailaremos al son de nuestro tiempo.
Marisol
Marisol
Caerán rendidos a tus pies caminantes, todos aquellos oídos que sepan apreciar la música de tus palabras... la más bella inteligencia navegará contigo y una mano templada y firme, se aferrará a tu asombrosa poesía.
ResponderEliminarAsí será niña, algún día así será...por supuesto caerán rendidos a nuestros encantos, que no son pocos.
ResponderEliminarMarisol