
Hay momentos en los que se debe dejar volar nuestro corazón como si fuera una cometa, hay circunstancias que se nos antojan irreales, injustas, desbordantes para nuestro interior. Creemos, en esos momentos, que todo el esfuerzo resulta inadvertido para el mundo, se nos antoja el destino caprichoso, huidizo... necesitamos imperantemente volver a creer en un mundo repleto de posibilidades para nuestro corazón y para todo ese amor que ha quedado dentro, casi ya oxidado, sin haber tenido la oportunidad de salir y vivir.
Estas situaciones, solían crear en mí una huella de rabia e impotencia... no alcanzaba entender por qué cuando tenía el corazón a punto para entregar... perdía esa oportunidad.
Ahora entiendo bien esta situación, y se que la entiendo porque estoy, quizá, dentro de ella. Se trata, tal vez, de haberse equivocado, de que no es el momento de hacer despegar nuestro corazón... es posible que no le hayamos cosido bien las alas.
Por ello, puedo crear una preciosa sala de espera de colores, sentimientos y grandes metas en donde entretener a mi corazón mientras este espera el momento de volar alto, de volar muy alto.
Marina
Mi niña, tu corazón siempre está dispuesto a volar porque es sincero y honesto, tan sólo anhela felicidad. Tranquila, no te preocupes, volará cuando esté listo, de eso no tengas la menor duda.
ResponderEliminarMarisol