
Y al volver envuelta en mil pétalos de rosas, sedienta de un amor que nunca le fue correspondido, llenó de océanos los dominios de su corazón. Surcaron sus mares dagas perfumadas de otoños tibios y helados besos de desamor mancharon levemente su nítida brisa. Y el invierno llegó a su vida nuevamente para recordarle que alguna vez sintió algo por aquel que hoy ya no reclaman ni sus pensamientos.
Y al notar el olor que desprende su amado ya no ansía rozar sus labios. Lo que antes fue un dulce sueño, hoy se convirtió en desesperanzado amor. Sus ojos no desprenden aquel brillo embriagador que inundaba el ambiente. Su sonrisa ya no luce tan linda, desprende una alegría resignada de tristeza aceptada.
Y la rosa abre sus pétalos, esperando ser correspondida, anhelando unos labios que la devuelvan a la vida.
Marisol
Buenas, mi querida niña.
ResponderEliminarY desde el momento en el que me encontré tu dulzura, supe que nunca jamás dejarías tu corazón en paro... eres un engranaje del amor... y a pesar de aquellos que no se dejan encontrar en tus brazos siempre serás toda amor...