

Es necesario para nosotros sentir el calor humano de los demás, ya sea nuestra familia, amigos o desconocidos. A veces nos sentimos solos y nos ocultamos tras una pared que nos ahoga e impide que los demás se acerquen a nosotros cuando los necesitamos.
Desde aquí os animo a destruir esa maldita pared que no nos deja ver más allá de nuestra nostalgia, soledad y autocompasión alejando la alegría de nuestras vidas. En su momento, una servidora lo hizo y pudo respirar mejor. ¿A qué estáis esperando? Jamás olvidéis que siempre habrá alguien ahí para todos/as y cada uno/a de vosotros/as.
Marisol
No hay comentarios:
Publicar un comentario