Bailando, bailando...
En alguna ocasión oí que cuando el cuerpo baila, la cabeza olvida. No sé porqué, pero en mi caso es así. El baile siempre ha sido una tabla de salvación para mí y, en esta ocasión, ha vuelto a serlo. Hace tres meses decidí dar carpetazo a la tristeza bailando. Y así fue como con cada movimiento de salsa, mis lágrimas se iban secando. Con cada paso de bachata olvidaba las tristes notas de un corazón herido. Y así fue como paso a paso fui avanzando hacia adelante. Bailando, bailando.
Y el baile ha vuelto a mí para darme la fuerza necesaria para encontrarme y elegirme cada día de mi vida. Porque todo comenzó bailando y todo seguirá bailando.
Marisol
No hay comentarios:
Publicar un comentario