Sentimientos frente una ventana
divisando, entretanto, montañas
colores rojizos arropan al viento
el semblante de una caricia helada.
Molinos, quietos, en movimiento tranquilo
escupen los males desde sus aspas
atrapando en su grandiosa inercia
la historia de muchas almas.
Recortes suaves de entretiempos,
caminos llanos, moldeados o escarpados
simbolizando, caprichosamente,
de mi vida ya momentos pasados.
Conexión etérea entre lo mundano,
navegando, volátiles, las ideas
tropezando con el corazón a ratos
matando entre cereales las penas.
Así recibo yo estas mágicas tierras
que por los cristales del corazón reflejan
la congestión de la melancolía
y el revivamiento gélido de mis ideas.
Gracias, Trébago, por tus encantosm
gracias a las tierras, también, vecinas
a las amables gentes a nuestro paso
y al corazón sosegado soriano.
Marina