
Echa aire y a volar. Y esa opresión en tu pecho, paraliza tus entrañas liberando el dolor que se va extendiendo por la pared de tu espalda. Malditas laderas desacompasadas de llantos insonorizados. No sabes ni el motivo pero el hecho está ahí: tienes el alma rota. Vas aprendiendo a batir las alas, pero tu alma sigue rota. Vas encendiendo luces para aplacar esa oscuridad opresora. Pero tu alma está hecha trizas. Vas en compañía de esa angustiosa soledad y de la mano del fantasma de un pasado que no volverá. No hay motivos ya por los que tu alma esté rota. Respira vida que sana heridas de fuego gélido. Respira, cielo, colores que llenarán tus días de fantasías sin suero. Simplemente respira.
Marisol
Los ángeles siempre tienen alas para volar... y si a uno de ellos se les arranca de cuajo de las entrañas, siempre está el ángel guardián que las repara con el alma.
ResponderEliminarRespira profundamente querido ángel... que ya me encargo yo de coserte las alas...Tú sólo coge aire y vuela.
Marina