Hay momentos en la vida en los que ya no puedes más y aquello que contribuía a tu felicidad se vuelve un ancla que lo único que pretende es evitar que avances. Cuando el amor se acaba, parece que a tu vida le falta color e ilusión, te invade la tristeza y por más que intentas sonreir, tus ojos desvelan que hay algo que te está desgarrando el alma.
Pero sigues en pie porque sabes que la vida no se parará a esperarte y eres consciente de que todo esto es tan sólo una etapa más que pasará, otro examen que la vida te hace para ponerte, como siempre, a prueba. Una vez más otra etapa a superar. Así que, cuando el amor muere, decides tomar una determinación: acabar de una vez por todoas con algo que no tiene sentido. Decides coger lo que queda de tu amor propio, transformarlo en valentía y mirar al miedo a la cara. Sí, y al fin decir, bien alto y bien claro: "BASTA". Yo también tengo derecho a ser feliz, yo también quiero vivir. Y llega tu momento. Al fin te das cuenta de quién eres, al fin te haces valer, porque te lo mereces.
Marisol
Este pequeño escrito va dedicado a todas las mujeres en general, pero en especial, a esas mujeres tan especiales que me rodean: Mamá, abuela, Magdalena, Marina, Aina, Mª Tere, Neus...Haceros valer siempre, os lo merecéis.
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