Vamos avanzando por la vida sin rumbo fijo, sin saber exactamente hacia donde nos dirigimos. Hay puertas que se nos cierran, otras que se nos abren, tantas otras que se burlan y aquellas que siempre permanecerán allí, esperando un empujoncito suave para permitirte descubrir tantas cosas desconocidas. La vida tiene altibajos, todo lo que sube, baja y todo lo que baja, sube (aunque suene mal, malpensados ¬¬) De esta manera, vamos caminando poco a poco y cuando la vida nos propina una de sus tantas palizas nos recuperamos jurando darle una lección a la misma. Así, despacito pero con buena letra, aprendemos que las crisis están para eso: para aprender de ellas. Aprendemos a querernos más y a ser más cabronas/es. Pero al menos nos suben la autoestima. Así que a cada crisis, una sonrisa y a seguir caminando, que el camino es largo pero no tortuoso.
Marisol
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