Recibo aire en los pulmones, al fin respiran limpios, tranquilos...ya no duele el oxígeno ahogándome...ya se quedó la angustia quieta, allí, detrás de mí.
Es un nuevo despertar, el frío trae consigo la esperanza de congelar un corazón latente y ardiente, quiero dormirme en silencio entre acotaciones absurdas de mi mente, quiero refrenar cualquier impulso lejos de la razón, quiero acallar casi para siempre el sonido del amor por mis venas.
Quiero, y conseguiré.
Marina
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