
Cuando hay sencillas palabras que nos intentan animar.
Cuando hay miradas cómplices que nos saludan.
Cuando hay momentos inolvidables.
Cuando hay una única razón que te robe una sonrisa íntima, solitaria, tuya.
Cuando hay ojos que te permiten mirar al cielo.
Cuando hay manos que pueden tocar nuestro cuerpo.
Cuando hay cuerpos a los que dar calor.
Cuando hay sorpresas que esperar de la vida.
Cuando hay metas por cumplir.
Cuando hay un mañana donde apoyarse.
Cuando hay la certeza de que mañana también sale el Sol.
Cuando hay a nuestro lado alguien que nos mira.
Cuando hay gestos sinceros, prometedores de cariño.
Cuando hay alguien que comparte marco en tu fotografía.
Cuando hay momentos en los que compartes risas tontas.
Cuando hay cicatrices que se curan.
Cuando hay lágrimas con nombre y causa.
Cuando hay un suelo por donde caminar y andar nuestra vida.
Cuando hay un solo motivo por el que tenderse un día en el suelo y mirar las estrellas.
Cuando el día tiene 24 horas para aprovecharlas al máximo.
Cuando la noche invita a pensar.
Cuando buscas al lado de tu cama un hueco donde dejar descansar, esa noche, la esperanza.
Cuando hay todas estas cosas y cuando no hay muchas otras... cuando todo esto ocurre... hay un solo motivo por el que vivir.
Dedicado a todas esas personas que no encontraron el firmamento porque no miraron lo suficientemente alto. Y también, dedicado a todas esas personas que día a día siguen su vida con todos esos cambios que nos implica el tener el dolor en un costado.
Marina
No hay comentarios:
Publicar un comentario