Cuando pensó en cómo la vida la había llevado hasta allí, simplemente suspiró. Habían pasado tantas cosas que todo parecía cambiado pero ella misma seguía con la esencia que la acompañaría toda la vida. Así, caminaba lentamente bajo una fina capa de lluvia que le embriagaba los sentidos. El silencio de sus calles inundaba su mente, proporcionándole una tranquilidad en el alma y un espíritu navideño que hacía algun tiempo la había abandonado. Sí, eran unas navidades diferentes; realmente, después de mucho tiempo, se encontraba a gusto en su propio cuerpo. Y oía sus pasos silenciosos, chocando con los charcos, llenándose de un barro tan esperanzador como el más bello arco iris. Camino desandado miles de veces, camino a casa, limpio al fin de tristeza.
Marisol
Por ello veo hoy, un camino de brillo y amor hacia tu puerta. Que los ángeles, compatriotas tuyos en la batalla del amor, te ayuden hoy y siempre a caminar con los pies planos, descalza, natural, tan bella y reluciente como siempre... pero aun más.
ResponderEliminarMarina