Varios días más tarde,
despierta la cordura,
acalla el sentimiento,
el deseo se reprime,
las lágrimas no lloran,
no se oyen lamentos,
ni suspiros,
ni llanto,
sólo una tranquilidad
que puede preceda a la tormenta,
o tal vez un silencio necesario
tintado de suaves tintineos de amor propio.
No se sabe qué vendrá,
si amor o desamor,
si blanco o negro o tal vez
esa escala de grises que conforma la vida.
Ni luz ni oscuridad,
ni soles ni lunas,
ni oasis ni desierto,
pero mucho por lo que seguir viviendo...
Marisol 23-02-2009
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