
Imaginen, así como puedan, a esta aprendiz de la vida ante el teclado. El pelo medio revuelto, sin peinar, ojeras hasta los pies, la tez pálida, la mirada perdida, la lengua casi blanca, el pijama de saltamontes y una bata estampada con ositos dulces y estrellas.... y estrellada anda mi vida estos días.
Se dice que de las crisis, los malos momentos o los días grises aportan a quien hace de la vida un arte un material valiosísimo para escribir con sorna, pidarcía y gracia sobre los entresijos de la vida.
Pues bien, hecha la imagen física y mental de una perdida como yo, aquí les dejo la mejor reflexión que haya podido hacer nunca tras un encierro forzoso en mi dulce hogar.
Empecemos a hablar de la vida en sí. ¿Qué es? ¡Ah! Sustos...miradas hacia otro lado, carraspeo de garganta, alguien que se frota la nariz, algunos que empiezan a silbar... ¿Quién contestaría? La iglesia diría que la vida es el momento para demostrarle a Dios cuán merecido nos está el cielo y la vida eterna. Los psicóticos macabros dirían frotándose las manos que es el estado previo a morir (y si es lenta y agonizantemente...mejor que mejor). Los soñadores dirían que es la belleza en estado puro con sus buenos momentos y con sus no tan buenos momentos. Los poetas dirían que la vida es la armonía que reside en una bella flor en todo su esplendor. La gente cotidiana, normal y corriente, la que abunda por las calles con prisas porque pierde el metro o dándole con energía al claxon porque el daltónico de delante no ve que el semáforo está en verde, estos, se atreverían a decir, quizá, que la vida es algo terriblemente duro y arduo pero que resignadamente debemos conservar porque es lo único que tenemos. Y yo, señores, señoras, amantes de las letras y curiosos que caéis aquí por aburrimiento o porque las imágenes de google os han traído hasta aquí... a todos vosotros os dedico mi respuesta.
La vida es, nada más ni nada menos, que el estado en el que nos encontramos ahora todos nosotros. Yo, que escribo, vosotros que leéis. No hay más. Eso es, esta es su esencia...lo que hagamos con ella, lo que veamos de ella y en ella, eso no es más que una visión que nos hará ser más o menos felices... Así que, amigos... ¡A vivir!
Marina
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