
Claro está, como educadora vocacional que puedo llegar a ser, que dicha percecpción es propia de quienes no saben amar nada de lo que tocam ven, acarician, besan... nada, ni nadie.
Pues el orgullo y todo lo demás o lo demás y todo el orgullo, según se mire no puede menoscabar algo así de importante para mí, para todos: el amor.
Pues, "Deberíamos aprender a valorar lo bello, a aplaudir la virtud, la entrega, la honestidad, la sinceridad, la honradez, más que cebarnos (como cerdos, algunos) en intentar podar las bajezas humanas."
Bravo a aquellos que se unen al barco de la panacea de la felicidad y que, cuando llegan a ella después de mucho esfuerzo, descubren que siempre la tenían al lado mas sólo debían darse de la mano.
Porque las versiones son infinitas, pero la realidad es sólo una y esa es que, si estamos aquí es porque estamos vivos.
Marina
(Parafraseadas algunas citas de Javier Urra en su libro El Arte de Vivir)
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