BIFURACION DEL CAMINO, YA TODOS SIN TI

¿Qué le diríamos a alguien que ha compartido nuestra vida durante demasiado tiempo? ¿Cómo dosificar las decepciones? ¿Cómo encontrarse dos opiniones sin valorarse? Porque hay cosas que quizá nunca ocurran ni momentos que den lugar a cavilaciones conjuntas, por ello, quizá diría:

"Ya sé que no te interesa ni te importa lo que yo pueda decirte pues tú sólo atiendes a los que te hacen la pelota, los pesimistas y los dignos de tu consideración y respeto. Y sé que no pertenezco a ninguno de esos. Pues no sabes lo que me alegro porque no pienso hacerte la pelota, no quiero volverme una pesimista amargada y no podría sentirme orgullosa de recibir buen trato de quien ni se respeta ni se tiene consideración a sí mismo. ¿Y para qué hablar contigo? Si no me quieres dar nunca una explicación ni escuchar la mía, tampoco me quitará el sueño... ¡Qué esperar de una pared que habla poco y escucha menos! y, además, entiende poco menos que nada. Sólo ándate con cuidado, no vaya a ser que de tanta pared se te solidifiquen los sentimientos al igual que las ganas de vivir y de luchar. Continúa por la trayectoria del abismo que para las luchas reales ya estamos los demás, los que vivimos sin aleccionar al mundo, los que no juzgamos por un sólo error ni discriminamos por mera comodidad.

Quédate ahí, que ya te dejo tranquilo. Abrazado a la sombra de quién sabe qué dolor. Quédate, insisto, que con tu pared se construyen muros lo bastante altos como para tapar el SOl.

Y a buen recaudo te dejo mi cariño por si de aquí años luz decides considerarlo algo más que un obstáculo."

Con eterna disponibilidad a tus dosis de humanismo y siempre con sinceridad;

Atentamente; alguien que aprecia tus muros y quiere mucho a aquel que resurge de tanto en tanto con una sonrisa.

Hasta siempre y con mucha luz;

Marina