
Sentada frente a mi calma puedo contemplar la vida de muchos y la alegría de muy pocos.
Entresijos del alma, quizás, son los que nos conllevan a abrir candados de otros, a encerrar verdades inquietas, a destapar ilusiorias mentiras bajas.
Y llegas caminando en tus pensamientos, sigues ahí, quieta, pensando en cómo sentar también tus ideas un ratito... no obstante, la calma que te bulle por dentro se queda revuelta en las ganas de volver a empezar. Y sabes, certeramente, que has hecho lo correcto, que estás justo en el kilómetro que te corresponde, que no hay bifurcaciones que puedan tentarte a perder lo que hoy, de verdad, sí que has ganado.
Ya sea una ráfaga de viento, ya sea la cobardía de lo confuso, ya sean las ganas de levantar ruinas en un fortín bien cuidado... ya sea lo que se quiera ser... sigo en mi sitio, contenta de saber que esta vez sí salí ganando.
Marina
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