
Un beso al tiempo de silencio para que se lleve consigo penas de amargas piedras pesadas. Como losas arratrados los momentos de lluvia de desvelos y memoria de azucena. No me mires, que se ruborizan mis sentidos al latir desbocados los suspiros de mis dedos, que anhelan acariciar las sonrisas no fingidas de las más bellas palabras nunca pronunciadas por tu miedo y mi silencio electrizante. Observo el cielo y mil deseos echo a la hoguera del tiempo, para que algún día uno a uno se vayan cumpliendo pues la vida te da realidades soñadas al alcance de la mano; aunque no sepamos apreciar los detalles que nos atraen la suerte merecida. Dame la mano, vida, te haré amanecer en calma de caricias consentidas y secaré los ríos de penúrias ya sufridas. No mires allí, mira a tu lado. No desvíes nunca ya tu mirada, alza la cabeza; aquí está tu paz y mi fuerza; mi mar y tu orilla. Lancemos magia al viento, hechizos al presente y esperanza al futuro.
Marisol
Marisol
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