Tal vez, esta sea una de las peores condenas que existe para las personas: olvidar, no saber quienes somos ni quienes hemos sido; no saber quienes son los que están con nosotros cada día, quien nos protege y nos cuida.
En esta especial ocasión, quiero hacer una eterno homenaje a las personas mayores, tan relegadas a un tercer plano en nuestra sociedad, olvidando nosotros que lo que somos hoy se lo debemos a quienes fueron ellos ayer. Porque los cimientos sobre los que nosotros orgullosamente construimos los han puesto ellos quienes ahora, no ellos mismos son capaces de recordarlos.
Hagamos un esfuerzo nosotros, las jóvenes promesas del futuro incierto, para dignificar su recuerdo y evitar el olvido.
Y, más en especial, quiero comparecer ahora como una admiradora incondicional de todas esas personas invisibles (aún más que nuestros mayores) que se encargan día tras día sin descanso de cuidar y mitigar el dolor y la incertidumbre asfixiante de levantarse una mañana, mirarse al espejo y preguntarle a tu reflejo: “¿Y tú quien eres?”.
Un fuerte ánimo y una calurosa admiración para quienes luchan su propia batalla día a día contra el olvido.
PD: Sonreírle a nuestros mayores siempre, ellos son quienes entienden mejor nuestras sonrisas.
En esta especial ocasión, quiero hacer una eterno homenaje a las personas mayores, tan relegadas a un tercer plano en nuestra sociedad, olvidando nosotros que lo que somos hoy se lo debemos a quienes fueron ellos ayer. Porque los cimientos sobre los que nosotros orgullosamente construimos los han puesto ellos quienes ahora, no ellos mismos son capaces de recordarlos.
Hagamos un esfuerzo nosotros, las jóvenes promesas del futuro incierto, para dignificar su recuerdo y evitar el olvido.
Y, más en especial, quiero comparecer ahora como una admiradora incondicional de todas esas personas invisibles (aún más que nuestros mayores) que se encargan día tras día sin descanso de cuidar y mitigar el dolor y la incertidumbre asfixiante de levantarse una mañana, mirarse al espejo y preguntarle a tu reflejo: “¿Y tú quien eres?”.
Un fuerte ánimo y una calurosa admiración para quienes luchan su propia batalla día a día contra el olvido.
PD: Sonreírle a nuestros mayores siempre, ellos son quienes entienden mejor nuestras sonrisas.
Marina
Maldito olvido, q nos arrebata aquello q más amamos. No nos olvidemos de los nuestros, mayores o pequeños, ni de nosotros mismos jamás.
ResponderEliminarMarisol