REORGANIZANDO CUENTAS: LA ECONOMÍA SUMERGIDA

Cómo empezar a escribir ordenadamente algo que hasta ahora estaba dispar, confuso, embravecido...

Quizá podría catalogar los días pasados como días sin Sol, días lluviosos, días apagados... y fuera metáforas, días jodidos.

No obstante, dicen que no hay mal que por bien no venga y, creedme, es totalmente cierto.

Ahora sigo anestesiada de decepciones, dolores, amarguras y todo ello, quizá, debido a la milagrosa receta de un voltarén cada ocho horas durante demasiados días.

Aunque el motivo de mi reaparición literaria no es explicar los efectos neuronales de mi medicación, sí lo es todo aquello que me ha hecho respirar muy hondo, tragar saliva, reorganizar mi corazón y reemprender mi propia lucha: vivir en paz y feliz.

Después de tantas tormentas seguidas, después de tantos volver a empezar... me he dado cuenta de que en cada casilla de salida me he encontrado a las mismas personas: algunas maravillosas con sus pequeños defectos y sus grandes virtudes, y a otras disipidadas en el tiempo y difuminadas por la hipocresía.

Deduzco mejor o peor que algunas personas deben estar aplaudiendo el valor o la locura de haber tomado cartas en asuntos que fueron de mi incumbencia sin quererlo.

Otras, quizá, se sintieron defraudadas por una interpretación que salía de lo común y de lo moral.

Para ambos tipos de personas, para ambos bandos, para ambas interpretaciones, lamento decepcionar pero el motivo era y seguirá siendo el mismo: zanjar asuntos demasiado pringosos.

Ahora, quizá, llegan las consecuencias de lo que seguramente ha sido mi mejor acción de mi vida, una acción arriesgada y divertida... una acción en la que me vi obligada para poder respirar en paz...

Ahora, es decir, hoy, mañana y todo lo que tenga relación con mi futuro inmediato, doy fe de que hice lo correcto pues muchas personas vieron reflejadas en mis irónicas palabras lo que sentían, una verdad salió a la luz y muchas mentiras también.

Mi intención, desde ese momento, es caminar por mi vida y por la de los que me valoran y me respetan y no seguir a trompicones rodeada de personas que me vejaron, maltrataron e insultaron...dije basta a las humillaciones y a las reacciones de parbulario.

Y ahora... ¿ahora qué? Ahora estoy más enamorada que nunca, ahora tengo a mis amigos más cerca y a los que no lo son más lejos, ahora está todo en su requerido lugar, ahora se ha reciclado todo lo que ya no era útil...incluídos sentimientos desgastados por el tiempo.

Terminando mi intervención, no cabe más decir que buena suerte a todo el mundo, que los días se sucedan tranquilos y provechosos para todos, que los que tengamos que aprender de nuestros errores lo hagamos, que los que no queramos...dejemos al resto avanzar y madurar. Vivamos todos tranquilos sin pensar en lo que podría haber pasado, en las batallas que aún quedarían por librar...pues no existe el campo de batalla, tan solo somos seres humanos que nos conducimos por las circunstancias y dejamos entrever, por una vez, lo peor que hay en nosotros.

Gracias a todos por participar en mi vida, de una manera u otra...bienvenidos los que seguís conmigo y buena suerte a los que no. Todos, en el fondo, nos merecemos un respiro.

Marina