
Cristales batallados
esparcidos con conciencia
lastimados y recogidos
tras tu ausencia.
Melodías rimantes
al son de letras dolientes
que aún perduran en el ambiente
como la magia de los amantes.
Y ríen, lloran, se sublevan
las letras que se compusieron eternas
trágico final, una certeza:
sigue aquí tu presencia.
Acompañan esas notas
misteriosas, juguetonas
remoloneando entre los rincones
de mi intrínseca conciencia.
Y recogidas las brasas
de una vida a partes y entera
de alguien majestuoso...
de un genio: Antonio Vega
Marina
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