Y sabía yo que las buenas oportunidades están al alcance de las protagonistas de los buenos libros y grandes películas. Sabía yo y sabía el mundo entero... mas no pude dejar de creer en la estúpida esperanza que algún día la suerte cambia y el destino te da una tregua...

Y sabía que eran ilusiones quizá rotas antes de tiempo, sabía que no está escrito que el buen amor sea mi compañero de vida... es cuestión de perspectivas, sí, pero son sólo las aristas de una misma verdad que, por desgracia, quedó implantada en mi destino hace demasiado tiempo.

Seguiré soñando aunque ya con los ojos cerrados.

Gracias, destino, por este cruel y maravilloso regalo prestado. Prometo devolverlo intacto.

Marina