
Hay demasiadas cosas en nuestro mundo importantes, y demasiado importantes casi todas, tanto y tantas que apenas vislumbramos aquello que se nos impone ante los ojos haciendo de nosotros seres automatizados que se mueven hacia delante por inercia.
Como robotizados nuestros sentidos, establecemos en una lista mental rápidamente todo aquello que debemos conseguir en la vida que es reconocido por los demás, todo aquello que está bien hacer y escribir en letras grandes y rojas todo aquello prohibido que nunca debemos ni pensar.
Azar o mecanismo mental, solemos anhelar hasta lo incansable todo lo apuntado en el rincón de lo moralmente prohibido, lo funcionalmente prohibido, lo que sería un pérdida de tiempo para nosotros.
Y qué manía la de interpretar el tiempo como cuantía perdida en vez de invertida.
Qué tristeza cuando de los labios de alguien cercano sale la típica frasecilla: "He perdido el tiempo con esto que ha salido mal." ¿Quiere decir, acaso, que si hubiera salido "bien" no lo habríamos perdido?
Tan típico como para catalogar las relaciones sentimentales, dos columnas grandes y diferenciadas nos delimitan nuestra sensación de bienestar o de malestar al recordar aquella historia que ya fue sentida, vivida y experimentada. "Me equivoqué con él, fue una pérdida de tiempo." "He perdido mucho tiempo al lado de una persona que no me valoraba." "Dos años perdidos, tirados a la basura..." y muchos etcéteras por añadir.
¿De verdad es tiempo perdido si nuestras expecativas a lo largo del tiempo no han sido cumplidas?
Debo confesar que yo misma caí en esta falacia social, yo misma pronuncié en algunos momentos estas frases hechas y aceptadas con los ojos cerrados por quienes las escuchan y por quienes las dictan.
Y la realidad... ésta creo que dista mucho de interpretar el tiempo así.
Todos como seres humanos nos hemos visto frustrados, nos hemos decepcionado, hemos sufrido, hay quienes han sufrido tanto y tantas cosas que me aplastarían la lengua al decir que el tiempo se invierte. No obstante, cabe verlo como cada uno quiera, mi forma de ver el pasado y de vivir el presente es invertir tiempo en lo que sale bien y en lo que sale mal pues de cada circunstancia puedes reparar daños, saborear alegrías y aprender.
Nos queda a muchos un largo camino, yo soy la primera en emprenderlo y cuesta, cuesta lo indescriptible encontrar la inversión a algo que arrastras con un profundo dolor y con una incertidumbre que se pasea por tu mente preguntándose el por qué de lo que aún, después de mucho tiempo, consigue hacerte temblar de miedo y de dolor.
Buena suerte a todos y a todas,
nos vemos en el camino.
Marina
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