
Volverá a contar... Uno, dos, tres... vuelve a caminar por caminos de hierba seca que florece al pasar su alma libre de llantos. Cuatro, cinco, seis... la piel se regenera, se refuerza y las espinas salen suavemente dejando unas bonitas cicatrices que embellecen sus experimentados pies. Siete, ocho, nueve... ya no duelen las cicatrices, pues sanaron y baila... desnuda de silencios y soledades, baila. Danza sobre frondosos bosques, sobre asfalto contaminado, sobre desiertos sedientos... allá donde vaya, baila. Diez, ya no necesita zapatitos nuevos que protejan sus delicados pies. Siguen siendo bellos, como cuando eran frágiles, sólo que ahora ya no dudan de los pasos que deben dar... delicados pero fuertes, bellos y poderosos... bailan sin miedo a perder el equilibrio. Ahora se dejan llevar.
Marisol
Y cuando no hay equilibrio sobre tus pies... recae, quizá en tus manos, posadas como caricias en el abrazo de otro, dejando retales de quien estuvo a tu lado... sonriendo siempre al pie que camina primero... ese es el valiente, el que lucha, el que empuja... el que recibe cada golpe primero y el que descubre la belleza antes de que se disipe en la huella del tiempo...
ResponderEliminarYo también quiero encontrar el equilibrio, pequeña... mas sólo sé avanzar apoyada en las manos...
Te quiero mi niña, gracias por todo.
Marina