El sol radiente brilla en su cara mientras relee un viejo libro al que suele recurrir siempre que quiere evadirse de la realidad. El calor evapora su frío invierno interior. Se sumerge en noches de luna escondida tras sábanas blancas tintadas de amor. Y mientras el sol broncea su piel para recordarle que sigue en el mundo real. Ese tibio beso de la estrella más importante de su universo hace que un escalofrío de lo más placentero recorra su cuerpo. Y sí, sigue pasando página tras página, mente en blanco y ojos llenos de palabras aguadas de escarcha.
Marisol
Marisol
Es la hora de empezar a escribir el libro de las pequeñas cosas con aquellos grandes momentos que siempre restan en tí... esos que el más sofocante calor jamás podrá derretir en tu magnífico corazón.
ResponderEliminarel calor de tu cuerpo, el calor de tus besos, me hacen derritir mi corazón tan duro como una piedra, causado por la cruel rutina del sufrimento que el mundo nos causa, sufrimiento que padecemos todos, terrible enfermedad, que la unica cura es TU...
ResponderEliminarma agradat molt...no te conec amb persona pero me encantaria...
Marina, no me queda más que decirte que tus consejos son inmensamente bien recibidos por mi alma...
ResponderEliminarMiquel Angel, gracis per ses teves paraules i per llegir-nos, d'aquesta manera tenim encara més ganes de seguir escribint en aquest blog.
Un beso,
Marisol