
Reía al verse reflejada en un espejo que distorsionaba su eterna mirada. Dudaba de las horas, enmarañadas en la telaraña del tiempo. Sabía que era fuerte aunque mostrara su debilidad, se sabía libre aunque atrapada entre espíritus estuviera su alma.
Ya no se dejaría engañar más por unos ojos traicioneros y por unas lindas palabras que la llevaran a la locura. Ya no cedería a chantajes emocionales de un ente sin autoestima. Ya se sentía poderosa, como siempre lo había sido y lo sería; al fin su victoria triunfaría, a pesar de las noches de tormenta serena. Ya no sería derrotada por las olas de un mar entristecido de soledad adquirida.
Marisol
Y por qué seguir escuchando música en sus palabras, pequeña... y por qué continuar respirando de las migajas del aire que ha expulsado, ya contaminado... y por qué abrazar al aire aquellos recuerdos que sólo tú, mi niña, llevas en tu corazón... porque quien solo es capaz de recordarte por no saber tenerte está condenado a tener un corazón repleto mugre... te quiero mi niña.
ResponderEliminarGracias por tu siempre reconfortantes palabras, niña, yo tb te quiero un montón.
ResponderEliminarMarisol