
La magia de un niño es la que me ha empujado a escribir a altas horas de la noche. La de un niño único, individual y auténtico. Así son todos los niños. Me consta que los niños que más cerca he tenido me adoran, algunos me defienden contra viento y marea; otros se lanzan en silencio a regalarme un abrazo...y ni se imagnan ellos lo que les adoro yo.
Puede que haya gente que vea en mis palabras una ternua infinita y estarán en lo cierto, aunque, más bien, aquí aguarda un montón repleto de inmensa gratitud.
¿Quién sería yo sin ellos? ¿Qué sería de mi corazón si no lo nutrieran ellos? Son mi alimento y mi vida, mirarles a los ojos, escuchar sus voces, sentir su cariño incondicional me da un chute de energía para seguir adelante... No concibo mi vida sin estar cerca de ellos. Darles las buenas noches, arroparlos, cantar y bailar con brío y burrería y sentir que en esa sonrisa hay un motivo por el que sentirte especial.
Por ello y por mil cosas que la ignorancia de mis palabras no permiten que el corazón se vuelque en estas líneas, por todo, en fin, hago acto de gratitud al mundo de los niños porque los que verdaderamente hacen magia son ellos.
Saludos a todos mis pequeños y a todos los pequeños del mundo; que la magia resida en vosotros a pesar de la vida.
Besitos dulces;
Marina
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